Se acabó el 2021 y el mercado de criptomonedas cumplió su promesa de valor, pasando de un marketcap de 700,000 Millones de dólares en Enero de 2021, a un marketcap de más de 2.4 Billones de dólares al cierre de 2021. Y, aunque estas métricas hay que tomarlas con pinzas, es evidente que existe una economía en desarrollo que difícilmente pasa desapercibida. El blockchain ha dado vida a un ecosistema de transferencia de valor, digitalización de propiedad, custodia de activos, pagos digitales y aumento de la productividad a partir de la digitalización de procesos. Habrá quienes no quieran invertir en este tipo de activos por mera desinformación, pero ignorar que estamos viviendo una transición, una nueva forma de hacer las cosas, es ridículo. El 2022 llega con varios pendientes por resolver: Una deuda exacerbada, una inflación desbordada y una amenaza de rebrote del covid 19. Aunque todas parecen malas noticias, la verdad es que por malas que sean el mundo no se va a acabar (por lo menos
La nueva generación del internet ya se está construyendo: Imagínense un internet, lo suficientemente inteligente para entender en detalle los gustos y necesidades de cualquier individuo, haciendo que la información esté interconectada de una forma descentralizada en donde, usuarios y máquinas puedan interactuar sin la necesidad de una tercera parte. Pongámonos por un momento en modo "futurista" para entender el concepto de la Web 3.0, en donde el Blockchain será la piedra angular del nuevo internet. Para empezar, ubiquémonos en tiempo y espacio e identifiquemos el camino de las Webs: Web 1.0: Es lo que conocemos como la primera versión del internet en los 90s. En esa versión, no existía la interacción entre usuarios y la información fluía en una sola vía. La creación de contenido no era abierta y los comentarios en los artículos no existían. Web 2.0: Es el internet actual. Aquí, a través de tecnologías como Javascript, CSS3, HTML5 es posible hacer un internet interacti